Últimamente, en la protectora tenemos muchos más cachorros de gatos que de perros, pero por supuesto, siempre hay alguien que tiene una perra y no se responsabiliza de que ésta no se quede embarazada, por lo que al final, tarde o temprano, siempre nos llega alguna camada.
Esta vez han sido cuatro cachorritos casi recién nacidos, abandonados a la puerta de la protectora en una caja con una manta. Era imposible que así sobrevivieran, cuando ni siquiera podían comer por sí mismos, así que los hemos distribuido entre nuestras fabulosas familias de acogida, y hemos conseguido sacarlos adelante.
A día de hoy, ya hemos dado a uno de los hermanitos en adopción, pero todavía quedan tres que siguen buscando un hogar. Son unos bebés preciosos, cariñosos y que no serán muy grandes de mayores. Si tienes un sitio para ellos en tu familia, no lo dudes. Te darán lo mejor de sí mismos.
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